Escápate del calor: descubre los pueblos de montaña más cool de Nayarit este verano

Mientras las zonas costeras de México se calientan con el calor del verano, los viajeros más avispados se dirigen hacia las montañas —literalmente— para descubrir las refrescantes escapadas de montaña que se esconden en el sur de Nayarit. Lejos del bullicio playero y la humedad de las costas, los Pueblos Mágicos de Jala, Compostela, Amatlán de Cañas y la tranquila laguna volcánica de Santa María del Oro ofrecen aire fresco, climas frescos y experiencias culturales inmersivas que los convierten en el refugio perfecto para el verano.

Jala: La magia original en las montañas

Encaramado a los pies de El Ceboruco, un volcán activo envuelto en niebla y misterio, Jala fue el primer pueblo de Nayarit en obtener el codiciado título de «Pueblo Mágico». Conocido por sus calles empedradas, arquitectura colonial y enormes acantilados, Jala cobra vida en la temporada de lluvias, cuando las colinas circundantes se tiñen de exuberante verde. Los visitantes acuden en masa para caminar por las laderas del volcán, recorrer sus barrios históricos y degustar platillos tradicionales como galletas de maíz, torrejas y tostadas de pierna de cerdo.

La profunda conexión del pueblo con el maíz se percibe en todas partes. No solo produce algunas de las mazorcas de maíz más grandes del mundo (algunas de hasta 43 cm), sino que también honra este legado con la Feria del Elote en agosto. La herencia española perdura en lugares emblemáticos como la Basílica Lateranense de Nuestra Señora de la Asunción y el antiguo Convento de Limpiay Purísima Concepción de María, cuya fachada de piedra rosa presenta una Virgen con rasgos y atuendos indígenas, una singular fusión de iconografía católica y nativa. Bajo el convento, túneles y criptas albergan siglos de historias, desde frailes hasta víctimas de la peste. El cercano Museo de Arte Sacro es el primero de su tipo en Nayarit.

El alojamiento varía desde acogedores hostales hasta estancias sofisticadas como Nukari Quinta Boutique, una mansión del siglo XVIII cuidadosamente restaurada que ofrece gastronomía gourmet, tratamientos de spa y vistas panorámicas del volcán desde la azotea. Los amantes de la naturaleza también pueden aventurarse al Salto de Jomulco o pasear en bicicleta y acampar en el valle volcánico.

Compostela: una ciudad colonial con bosques frescos y aguas termales

Fundada en 1530, Compostela es una de las ciudades coloniales más antiguas de la región y un refugio de verano ideal gracias a su combinación de brisa costera y frescura montañosa. Aquí, los visitantes pueden pasar un día explorando lugares emblemáticos centenarios como la Parroquia de Santiago Apóstol, disfrutando de aguas termales naturales o degustando pollo al Ixtlán y pescado zarandeado en el mercado local.

Los amantes de la naturaleza encontrarán la felicidad en las zonas boscosas cercanas, perfectas para acampar y pasear en bicicleta. ¿Desea adentrarse más? El sitio arqueológico de Alta Vista exhibe misteriosos petroglifos. Ya sea paseando por talleres de cuero a la sombra o saboreando agua fresca después de una caminata por el bosque, Compostela es un lugar donde la cultura y el clima se combinan para una escapada veraniega refrescante.

Amatlán de Cañas: Una joya escondida de ríos, balnearios y chocolate

A solo una sinuosa carretera de montaña se encuentra Amatlánde Cañas, uno de los Pueblos Mágicos más nuevos de Nayarit y un santuario para quienes buscan bienestar y aventureros. Este tranquilo pueblo, cerca de la frontera con Jalisco, es conocido por su belleza agreste, sus antiguos templos y sus talleres artesanales de chocolate. Su joya de la corona es El Manto, un spa natural con cascadas de agua cristalina rodeadas de imponentes paredes de roca.

La zona ofrece una singular combinación de relajación y emoción. Los visitantes pueden recorrer pueblos mineros abandonados como El Pilón, recorrer rutas de senderismo y ciclismo, o sumergirse en una de las numerosas aguas termales locales. Platos tradicionales como la lengua braseada con tomate y la birria aportan un toque cálido y acogedor incluso en las noches más frescas, y las opciones de alojamiento son sencillas pero acogedoras, con resorts disponibles cerca de El Manto para quienes buscan una estancia más larga.

Santa María del Oro: Donde la quietud se encuentra con el cielo

A solo 40 minutos en coche de Tepic, la capital de Nayarit, Santa María del Oro es la respuesta de Nayarit a la energía apacible de un lago de montaña. Enclavado en una fascinante laguna en el cráter de un volcán extinto, este destino es donde el calor y el bullicio desaparecen, con tonos turquesa y cobalto en constante cambio sobre el agua.

Estancias boutique como el Hotel Chi’l Jaj se integran con el paisaje volcánico, mientras que los restaurantes frente al mar sirven especialidades como chicharrón de pescado y platos de mariscos marinados. Las actividades en la laguna incluyen paddleboarding, kayak y paseos en lancha lenta hacia rincones escondidos. Para los amantes de las emociones fuertes, el cercano Parque de Aventuras Arcadia ofrece tirolesa y rapel entre pinos y cascadas. Pero la verdadera magia de Santa María del Oro reside en el silencio, un regalo excepcional y reparador en un mundo ajetreado.

¿Por qué ir a las montañas este verano?

Con temperaturas promedio que rondan los 22-23 °C (71-73 °F), estos paraísos montañosos ofrecen una alternativa natural a las playas abarrotadas y el calor sofocante. Cada pueblo rebosa de cultura local, está rodeado de impresionantes paisajes y repleto de acogedoras comunidades deseosas de compartir sus tradiciones, desde tortillas hechas a mano y artesanías tradicionales hasta petroglifos sagrados y arquitectura antigua.

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