Estambul es una de las pocas ciudades en el mundo que puede presumir de una ubicación entre dos continentes: Asia y Europa. Esta coincidencia geográfica dio como resultado una multiculturalidad inigualable en las que la arquitectura, gastronomía, historia y cultura europea converge con la árabe en un destino único en el mundo.
Tomar un crucero por El Bósforo, así como visitar imponentes mezquitas o probar el mundialmente famoso café turco son experiencias que cualquier viajero debe vivir, más si es la primera ocasión que se visita esta joya del Mediterráneo.
¿Cómo llegar desde Colombia a Estambul?
Turkish Airlines es la única aerolínea que conecta a ambos países de manera directa. Cuenta con rutas Bogotá-Estambul. Debido a que es un viaje con una duración de aproximadamente 15 horas, lo ideal es tomar un vuelo en la línea aérea bandera de Turquía, la cual cuenta con todas las comodidades de clase mundial para un trayecto largo: comida gourmet a bordo, primera clase e incluso un programa pet-friendly para viajeros con mascotas.
El HUB del aeropuerto del Estambul es una alternativa perfecta para conectar a los viajeros a cualquier parte del mundo con otros 53 destinos domésticos en Turquía, y 298 internacionales en 6 continentes, lo que convierte a Turkish Airlines en la única aerolínea que vuela a más países y destinos internacionales que ninguna otra, y también en una elección perfecta para un viaje privilegiado alrededor del mundo.
Además, si Estambul es la ciudad de escala para algún otro destino, esta línea aérea ofrece el programa gratuito TourIstanbul, un servicio para todos los pasajeros en vuelos internacionales de tránsito de Turkish Airlines. Todo aquel que vuele a través de la capital de Turquía y tenga un tiempo de escala de 6 a 24 horas, podrá subirse a un auto que lo llevará a conocer sitios turísticos y restaurantes icónicos de esta ciudad, llegando a tiempo para su vuelo de conexión, incluso ofrece hospedaje sin costo en el caso de que la escale sobrepase las 20 horas.
Santa Sofía: Un icono intemporal
Construida en el siglo VI como catedral cristiana. Ahora es una mezquita, y su estructura es un símbolo emblemático de la arquitectura bizantina.
Cualquier viajero que llegue a Estambul debe conocer este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que además en 2020 regresó como una mezquita activa, después de más de 50 años de ser únicamente un museo.
Además, en sus 1.500 años de existencia ha sido lugar de culto tanto para cristianos ortodoxos y católicos como para musulmanes.
Mezquita Azul, la joya del islam
Considerada una obra maestra de la arquitectura islámica, esta mezquita conocida por sus azulejos y sus influencias otomanas es una de las más visitadas de Turquía.
Por dentro la combinación de los azulejos con el mármol, hacen que sea un espectáculo digno de admirar.
Debido a que está ubicada frente a la Mezquita de Sofía, se pueden contratar tours para visitarlas en un mismo día.
Murallas de Constantinopla, una mirada al pasado
Estambul tiene múltiples construcciones históricas que fueron de suma importancia durante el imperio Romano. Sin duda, las Murallas de Constantinopla entran en esta categoría.
Comenzaron a construirse en el siglo V por el emperador bizantino Teodosio II, se deterioraron con el tiempo y posteriormente fueron restauradas convirtiéndose en un imperdible de la capital de Turquía.
Barrio de Ortaköy
Situada en la parte europea de Estambul, Ortaköy ofrece espectaculares vistas del Estrecho, así como una mezquita de impresionante belleza que fue construida en 1856, que ahora está rodeada por restaurantes y cafés. Por la noche, la mezquita de Ortaköy iluminada y el puente del Bósforo crean una espléndida escena de postal.
Cuerno de Oro
Formado por los cambios geológicos y la intrusión de agua marina, el Cuerno de Oro ha nutrido Estambul durante siglos. Considerado uno de los asentamientos más antiguos de la región, alberga famosos monumentos como el Puente y la Torre de Gálata, que conectan los barrios modernos e históricos de la ciudad.
Muy cerca se encuentra la Torre de la Doncella, un antiguo faro transformado en restaurante de lujo situado en un pequeño islote. Cuenta la leyenda que fue construida por un emperador para proteger a su hija de una profecía en la que había sido condenada a muerte por la mordedura de una serpiente. Hoy en día, los visitantes pueden disfrutar aquí de las vistas y saborear el café y las delicias tradicionales turcas.